La contaminación obliga a Santiago a endurecer controles de circulación
Santiago no se detiene ante el enemigo invisible que flota en su aire: la contaminación. El miércoles 4 de junio de 2025, la capital chilena vivió otra jornada marcada por la preemergencia ambiental. Como en los peores inviernos santiaguinos, la calidad del aire rozó niveles críticos y las autoridades activaron restricciones sobre la circulación vehicular en distintos puntos de la ciudad.
Una vez más, las medidas buscan limitar la presencia de los principales responsables de las emisiones: los autos más antiguos y con peor desempeño ambiental, además de camionetas y camiones cuyas tecnologías ya no cumplen los estándares actuales. Aunque los reportes oficiales no detallaron qué dígitos de matrícula quedaron afuera de las calles, este tipo de restricción suele afectar, por turnos, a placas finalizadas en determinados números y a vehículos con sello verde de años anteriores a 2012 y categorías que combinan el año y tipo de motor.
A diferencia de otras jornadas, este operativo no solo sacó autos de circulación por unas horas; fue la respuesta a un episodio sostenido de preemergencia ambiental. Los modelos de medición marcaban altos índices de material particulado fino (MP 2,5), ese polvo invisible que se cuela en los pulmones y dispara problemas respiratorios. Por eso, junto con las restricciones, se reforzó la vigilancia en zonas industriales y se pidió a la población limitar las actividades físicas al aire libre, sobre todo a niños, adultos mayores y personas con condiciones crónicas.
Opciones de transporte y medidas paralelas
El panorama para quienes necesitaban movilizarse tampoco quedó a la deriva. El sistema de transporte público, uno de los más grandes de Sudamérica, vio incrementarse la demanda. Los santiaguinos tuvieron que desempolvar la BIP, esa tarjeta que les permite subir a buses y metro en cuestión de segundos. No hubo anuncios de refuerzo extraordinario de flotas, pero muchos usuarios notaron congestión sobre todo en las principales líneas del metro y en corredores troncales de Transantiago.
La campaña oficial insistía: deja tu coche, súmate al transporte público y cuida tu salud. El Ministerio de Transportes aclaró que, durante episodios críticos, sus fiscalizadores salen con operativos en puntos estratégicos para asegurar que se cumplan las restricciones. Las multas llegan a $50.000, sumando puntos en el historial y la posibilidad de que el vehículo sea retirado de circulación por reincidencia.
Muchos ciudadanos expresaron su malestar, pero también asumen que, sin restricción, la situación sanitaria puede tornarse inmanejable. Las escuelas, por ejemplo, recibieron instrucciones para modificar sus actividades, suspendiendo clases deportivas al aire libre y ajustando los horarios según recomendaciones del Ministerio de Salud.
Los expertos llevan años advirtiendo sobre la urgencia de controlar el parque automotor y acelerar la modernización de vehículos privados y el transporte colectivo. Por ahora, Santiago sigue apostando a medidas de emergencia: restricción, fiscalización y una confianza renovada en el transporte público para sobrevivir a los días en los que respirar se vuelve un desafío extra.
José Campusano
junio 11, 2025 AT 14:24Javiera Saavedra Nazer
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junio 18, 2025 AT 22:43Pao Adasme
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